El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

sábado, 28 de septiembre de 2013

El Frente no puede

Por Miguel Manzi (*)

Jorge Gandini eligió como nombre para su movimiento departamental, "Montevideo Se Puede", la mejor adaptación posible del mantra que popularizó Barak Obama en su primera campaña presidencial, "Yes, We Can". Yo creo que Gandini tiene razón: Montevideo se puede limpiar, se puede ordenar, se puede pacificar, se puede gobernar mejor. Es el Frente Amplio el que no puede. ¿Ana Olivera tiene la culpa? No, pobre señora, ella iba a ser ministra de desarrollo social, como se encargó de ratificarlo en un reportaje reciente. Pero el reparto en la interna frenteamplista la condenó a ser intendenta (le tocaba a los bolches) y así fue proclamada, como electrodoméstico oficial, el 10 de febrero de 2010, tres meses antes (léase bien: tres meses antes) de las elecciones departamentales de aquel año. La lógica corporativa es que las personas son lo de menos; lo importante es "la fuerza política", que tiene un programa solidario y participativo cuya sola ejecución garantiza acabar con la pobreza, la injusticia y la maldad, y una inagotable cantera de cuadros técnicos y políticos altamente calificados, capaz de asegurar la continuidad del proyecto compañero que se viene edificando desde que el Frente se hizo cargo del gobierno de Montevideo en 1990. Cuánto desparpajo, cuánta frivolidad, cuánta impunidad. Pero se acabó la fiesta.

LAS PRUEBAS DE LA INFAMIA

Los programas de gobierno son, en general, un rosario de buenas intenciones, con cuentas talladas por distintas manos, bien o mal engarzadas. El programa departamental para Montevideo 2010-2015 del Frente Amplio es, además, fatuo, pretencioso, lleno de lugares comunes y de fórmulas políticamente correctas, y remite permanentemente a los programas de los períodos anteriores, para reforzar la ilusión milenarista. El problema de ganar, es que queda en evidencia el contraste entre el programa y la obra de gobierno, y la realidad es mucho más terca que el más terco de los propagandistas. ¿Dónde se puede encontrar una evaluación más o menos ecuánime de la gestión frenteamplista en Montevideo? ¿Se pueden objetivar los resultados de una gestión política, más allá de los votos? Por lo pronto, están las fuentes de la propia Intendencia: la Rendición de Cuentas y Balance de Ejecución Presupuestal que presenta cada año el ejecutivo departamental, incluyendo más recientemente los "compromisos de gestión" de las distintas reparticiones -que no son otra cosa que tristes planes operativos anuales, que cualquier oficina por modesta que sea debe darse, pero que en la intendencia frenteamplista dan lugar a beneficios adicionales. Sobre la Rendición, vale la pena leer el completo y riguroso informe en minoría presentado por el edil Mario Barbato en nombre de la bancada del Partido Colorado (se puede encontrar en http://www.juntamvd.gub.uy/es/archivos/actas/1057-je02092013.pdf). De los compromisos de gestión y su cumplimiento, basta leer la versión original de la propia IM (http://www.montevideo.gub.uy/institucional/transparencia/recursos-humanos/compromisos-de-gestion).

Entre ambos, son algunos cientos de fojas, y presentar ejemplos sueltos siempre es sospechado de mala intención, así que elijan l@s amables lector@s: o las revisan toditas como hice yo, o me creen cuando digo que dan vergüenza ajena. ¿Qué otra fuente podemos consultar? Siendo las anteriores las versiones gubernamentales, en la otra punta de la madeja podríamos considerar a las encuestas de opinión pública, la última de las cuales salió en agosto y es de la empresa CIFRA (Luis Eduardo -El Sordo- González), y revela que la gestión de Ana Olivera registra apenas un 30% de aprobación, el guarismo más bajo de los últimos 25 años. Lo que configura una flagrante injusticia con la señora, que es apenas la cara visible de la etapa terminal de la fosilización frenteamplista. No es Olivera la incompetente, o no es solo ella: es el Frente el que no puede más. Es el Frente el que puso a Gerardo Urse como director de Movilidad Urbana a cargo del corredor Garzón, y después de echarlo porque hizo todo mal, lo nombró director de Servicio Logístico Ferroviario, que maneja las cargas de AFE (¿acomodo, amiguismo, corrupción, dijo?). Es el Frente el que puso al resto del "equipo de gobierno" de Montevideo (jefes de Departamentos, Divisiones y Servicios), de los cuales la mitad no tiene créditos terciarios de ninguna especie (entiéndase bien: en sus antecedentes académicos no hay evidencia de secundaria completa); y el 75% no tiene experiencia gerencial en ningún área (entiéndase mejor: en sus antecedentes profesionales no registran supervisión de personal ni responsabilidad sobre presupuestos o gastos, ni de administrar un kiosco); esos son los jerarcas frenteamplistas que dirigen a 8.700 funcionarios y ejecutan 700 millones de dólares por año. Desparpajo, frivolidad, impunidad. Pero está dicho, se acabó la fiesta.

ESTAMOS EN CAMPAÑA

El Frente no puede cambiar Montevideo, por eso hay que cambiar al Frente. Y hay que hacerlo con urgencia, para detener el deterioro físico y humano de La Ciudad, que ya compromete a un par de generaciones. Para responder a esa urgente necesidad, colorados y blancos nos empeñamos en el histórico Acuerdo, que ya no tiene marcha atrás. El Acuerdo es la herramienta política hábil para devolverle a los montevideanos la libertad de elegir y acabar con el monopolio frenteamplista que cumplirá 25 años. Faltan 19 meses para las próximas elecciones departamentales; en el medio hay un verano, las elecciones internas, la primera vuelta de las nacionales, el balotaje, y otro verano. Sin embargo, el tiempo es corto, porque la tarea es gigantesca. Véase: (i) tenemos que completar las formalidades del Acuerdo hasta registrar el nuevo lema en la Corte Electoral; (ii) colorados y blancos, cada cual por su lado, tenemos que formular nuestros respectivos programas de gobierno, tarea vasta si aspiramos a elevarnos por encima de la basura política habitual, en la que hay que implicar a una legión de técnicos, líderes de opinión y ciudadanos de a pie; (iii) una vez cada cual tenga los papelitos claros, colorados y blancos, en conjunto, tenemos que extender y profundizar el programa común, que deberá funcionar como un sólido cimiento para la acción de gobierno común, que no admitirá fisuras; (iv) tenemos que convencer e involucrar cuanto más tempranamente mejor a quienes deberán ocupar los ciento y pico de cargos políticos que conforman la primera línea del equipo de gobierno departamental; (vi) conforme avanzamos con el programa y el equipo, tenemos que revisar todo lo que se está haciendo en la Intendencia para reprogramar, reformular, modificar y desarrollar proyectos concretos y viabilizados en grado de detalle que nos permita tomar decisiones al otro día de hacernos cargo; no podemos llegar a la Intendencia a talentear, o a estudiar, o a improvisar, sino a gobernar desde el día uno; (v) en el medio, tenemos que despejar el temita de las candidaturas, cuestión menor pero inevitable; y en todo tiempo y lugar, (vi) tenemos que recorrer los barrios, tenemos que armar reuniones desde familiares hasta multitudinarias, tenemos que aparecer en la prensa, tenemos que recaudar fondos, tenemos que concebir y ejecutar una campaña mediática, tenemos, en fin, que juntar votos.

SE ACABÓ LA FIESTA

El Acuerdo instaló el riesgo de la victoria; ahora "peligramos ganar". No vamos a la elección de 2015 a cumplir con un rito de sonámbulos; no vamos solo a dejar testimonio de nuestras convicciones; no vamos apenas a capear el temporal esperando que algún día aclare; ciertamente, no vamos los colorados a juntar algunos votos para que ganen los blancos, ni viceversa. Vamos a dar recia batalla electoral, para adentro con los blancos y para afuera con el Frente, en la cabeza y en el corazón de los montevideanos, para ganar primero y para gobernar después. En eso estamos, con un enorme sentido de urgencia y de responsabilidad, pero también con una enorme confianza en nuestra razón y en nuestras fuerzas.


(*) Abogado. Ex Diputado 

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