ELINGER
Y SANABRIA MÁS UNIDOS QUE NUNCA.
El edil
Francisco Sanabria, hijo del dirigente colorado Wilson Sanabria, dijo que “la
interna del Partido Colorado de cara el proceso electoral que ya está abierto
en todos los partidos, intranquilizó a representantes de otras colectividades
políticas”. Tales declaraciones, realizadas en la radio FM Gente de Maldonado,
fueron en respuesta a los rumores existentes en los pasillos de la Junta
Departamental, acerca del supuesto enfrentamiento suyo con otro dirigente de su
sector, Hacer Futuro, el también edil Eduardo Elinger.
Negando tales
diferencias y en tono enérgico - según detalla la radio en su sitio Web -
Sanabria remató con una advertencia: “Les digo que estamos con más fuerza que
nunca, que esta bancada está con más fuerza que nunca, que esta bancada está
más unida que nunca, porque está convencida de una cosa: hoy tenemos un
diputado colorado, estamos convencidos de que vamos a tener dos, pero vamos por
más, por el trabajo de la gente, vamos por más”, aseguró.
SI
NO LE GUSTA LA SOPA..., ¡DOS PLATOS!
La editorial
Fin de Siglo tuvo la mala idea de publicar hace un par de años 500 grs. de
celulosa procesada. Algo que se llamó “libro”, titulado “Pepe Coloquios”. Un
compendio de vulgaridades ideales para la antología de lo patético.
“Simplemente estupideces”, resumió en su momento Tabaré Vázquez.
En estos días
el diario El Observador publica otro tipo de material, producto ya no de
celulosa procesada en forma de libro sino más bien producto de un proceso
intestinal por la repulsión que provoca: el Amodio Coloquios.
Las cartas
enviadas por Amodio Pérez al citado diario conforman un compendio de disputas
por el poder en la interna del MLN, con acusaciones cruzadas entre el autor de
las mismas y los integrantes del movimiento Tupamaro, algunos de los cuales hoy
están al frente del gobierno (Mujica, Fernández Huidobro, Topolansky, Rosencof,
Marenales y Zabalza, entre otros).
Lo que nos
queda es esa amarga sensación de asco, ante la constatación del poco valor que
le daban (¿o le dan?), todos ellos a la vida humana. Tanto a la de sus enemigos
como a la de sus camaradas.
Asco.
EL
FLAGELO DE LA DROGA.
Si existe
alguna coincidencia entre el gobierno y la oposición, es respecto a los
estragos que produce el consumo de drogas. Aunque con diferentes estrategias
para revertir el crecimiento sostenido de las adicciones, que van desde la
legalización del consumo y la producción de marihuana hasta la tipificación de
tentativa de homicidio a la venta de Pasta Base, todos coinciden que son
dañinas y que es preciso controlar y prevenir el consumo de estas sustancias.
La diferencia
radica en el objeto del control. Fíjese usted: mientras que para la oposición
tales controles deben realizarse en los barrios, en las puertas de las
escuelas, en los liceos, en los espectáculos deportivos, etc., el Ministerio
del Interior le realizó un control antidoping sorpresivo a 100 comisarios que
fueron engañados a una reunión con jerarcas. Ninguno dio positivo.
CONTROL I
Nicolás Maduro,
presidente de Venezuela por la gracia de las Matemáticas, acaba de heredar un
país rico, pero empobrecido. ¿Qué se hizo con el inmenso caudal de dinero que
manó de las entrañas de esa tierra bendecida por la naturaleza en los últimos
años? Se gastó a manos llenas. El absoluto desprecio de su predecesor por las
reglas del mercado y su deseo de exportar el “socialismo del siglo XXI” a los
países vecinos, amén de financiar oscuros emprendimientos que no viene al caso
mencionar en esta ocasión, no sólo supuso el despilfarro de miles de millones
de dólares sino también la ruina de su aparato productivo. Venezuela, hoy, no
produce prácticamente nada de lo que consume. Depende de lo que otros producen.
A este panorama, se le suma el control cambiario, la inflación y el
desabastecimiento, un “coctel molotov” que el nuevo mandatario, siguiendo el
recetario del “pajarito chiquitico” que de vez en cuando se le aparece para
aconsejarlo, piensa combatir con ayuda de los uniformados. O sea, con más controles.
"El pueblo venezolano tiene que hacer
colas de hasta dos, tres y cinco horas para comprar pollo, harina, azúcar o
café, y no en las cantidades que quieran, sino no lo que el Gobierno les
permite, dos pollos por familia", se oye de boca de la oposición. Agrego un dato, quizás pintoresco, que describe la gravedad de la coyuntura
que en estos momentos allí se vive: los venezolanos tienen que hacer colas hasta
para comprar… ¡papel higiénico! Conseguir un mísero rollo, en Caracas, se
volvió una verdadera odisea. Repito: no estoy hablando de un Alfa Romeo o de una
cartera Louis Vuitton, sino de un… ¡rollo de papel higiénico!
Según
el Presidente del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Elías Eljuri, la falta de papel
higiénico que sufre su país, se debe a que “los venezolanos están comiendo más”.
Como ahora el 95% “come tres veces al día”, se consume más. ¡Increíble!
Pero
Maduro, como era de esperar, no se quedó atrás y culpó a la oposición de
acaparar y hacer desaparecer productos con la intención de derrocarlo.
En conclusión:
si el objetivo del régimen chavista es parecerse a Cuba, no cabe duda de que van
por muy buen camino. En menos de 15 años, van a lograr lo que a Fidel y a su
troupe les llevó medio siglo.
Sus amigos frenteamplistas estarán tomando
nota de todo esto, ¿no?
El gobierno de Cristina
Fernández de Kirchner acaba de imponer a los bancos emisores de tarjetas de
crédito que operan en su país que limiten a 100 dólares por trimestre la
cantidad de dinero que sus usuarios puedan retirar en el nuestro y demás países
limítrofes. Para las autoridades económicas de la vecina orilla, el caos
cambiario en el que han sumergido a la Argentina se arregla con más controles. Apretando
la soga alrededor del cuello de la sufrida clase media, como lo hace su par
venezolano.
Esta medida,
sumada a las otras que venimos padeciendo desde hace meses, impacta
negativamente en nuestra economía, y en especial en nuestra zona balneario. Pero
esto, no ha despertado la preocupación ni mucho menos el reclamo de nuestras
autoridades nacionales y departamentales.
Su tolerancia con
los caprichos del gobierno argentino se acerca a la sumisión. En ocasiones, la
protesta más que un derecho es una obligación.
Sí, ya sabemos: de dignidad ni
hablemos.
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