Recientemente,
y a propósito de la situación reinante en el Mercosur, el Presidente de la
República Sr. Mujica dijo que era el momento adecuado para replantear la
situación de este enfermo agonizante que es la tan manida Patria Grande entre
naciones que han firmado tratados que ninguna cumple.
Brasil, que por cierto es el más grande
y el más importante, cuando tuvimos un problema con los puentes dijo que no era
asunto del Mercosur sino simplemente bilateral; su par, la Argentina, no sabe cómo
imaginar una nueva violación al Tratado de Asunción y sigue tan campante;
Venezuela está sentada ilegalmente porque el Senado paraguayo aún no ha dado su
consentimiento; Paraguay, mientras tanto, ausente luego de una arbitraria e
ilegal decisión de los demás, aún no ha vuelto al Mercosur; y nosotros, los
uruguayos, estamos encerrados en un corral de ramas, sentimos que no podemos
crecer en el mundo que es nuestro mercado natural y por lo tanto nuestra única
actitud internacional es o hacerle arrumacos a Doña Cristina o a la Presidenta
Roussef.
Es el momento de darnos un baño de
realidad y decirnos que esto, que así no funciona, merece no solamente un
replanteo sino que se le permita a los socios que así lo precisen, tanto
Uruguay como Paraguay, conectarse con el mundo como lo hicimos cuando firmamos
en Santa Cruz el Acuerdo de Libre Comercio con México, que por cierto no
integra el Mercosur.
El Presidente de la República cree, una
de sus tantas ilusiones, que puede hacer un acuerdo con Brasil, país que
produce lo mismo que nosotros pero en más cantidad, país que tiene una
inflación creciente y dificultades industriales notorias por su política
monetaria.
En su momento creyó que con sus
zalamerías podía mejorar la situación Argentina que hace más o menos 100 años
viene viviendo las mismas alternadas desprolijidades que tanto daño le han
hecho, no en relación al Uruguay, sino en su situación en el mundo. Hasta
alguien podría pensar si es que la República Argentina de hoy con las leyes
votadas contra la justicia no ha roto la carta democrática que el Mercosur le
exige a sus participantes.
Por tanto es el momento que sin enojo,
y ante tanto evidente apartamiento y violación flagrante de todas las normas
del Tratado de Asunción que el Uruguay pida para él y para el Paraguay las libertades
mínimas necesarias para buscar acuerdos con el resto del mundo, nuestro único
camino posible de crecimiento y de la generación de oportunidades para nuestra
gente.
En poco tiempo más se reúne el
Mercosur, lo dijo una vez el Ex Presidente Vázquez, esto es un tren que pasa
una sola vez, no hay que perderlo, cuando se refirió a la necesidad de hacer un
Acuerdo de Libre Comercio con los EE.UU., ahora pasa lo mismo. El río está
revuelto, ganancia de pescadores.
(*) Abogado. Ex presidente de la
República (2000-2005)
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