
Ésas son algunas de
las preguntas que se hace el prosecretario de Acervo Histórico del Partido
Colorado (PC), Ernesto Castellano, quien además ha publicado tres libros
-Crónicas coloradas de Tacuarembó (2006), Crónicas coloradas de Rivera (2008) y
Escobar, el vencedor de Masoller (2009)- vinculados a la historia del partido
uruguayo con más años en la función de gobierno.
Este último parece ser clave para el análisis de Castellano: según su
punto de vista, el PC estuvo durante buena parte de su historia “especialmente
abocado” a las tareas en el Poder Ejecutivo, y por eso “descuidó” la
reivindicación de sus personalidades más importantes, de los valores
partidarios y de los hechos “que marcaron la construcción de la historia
colorada y del país”.
“Revertir esa realidad no es algo que se haga en cinco minutos. Además,
es algo que está relacionado a nuestra matriz liberal. El PC nunca quiso hacer
historia oficial y no tuvo desde el gobierno una mentalidad hegemónica ni de
querer dominar todos los ámbitos de la sociedad”, reflexionó el prosecretario
de Acervo Histórico.
La derrota electoral de 2004, según admitió, implicó un giro en este
proceso, ya que después de esa instancia muchos militantes colorados sintieron
la obligación de “mirar más hacia el pasado para identificar y recuperar
valores, que nos sirvan para reorganizar el partido y avanzar”. A partir de eso
se han organizado actividades que responden a esa mirada: en 2010 se recordaron
los 25 años de la vuelta de la democracia y el “cambio en paz”; en ocasión del
Bicentenario se homenajeó la figura de Fructuoso Rivera, y en 2011, en el marco
del Día del Patrimonio, se recordó el comienzo de la segunda presidencia de
José Batlle y Ordóñez, al punto de que se colocaron tres paneles en la sede
partidaria con los principales logros de ese período.
La segunda administración de Batlle y Ordóñez abarca desde marzo de 1911
a marzo de 1915, cuando asumió el salteño Feliciano Viera, y por eso en los
próximos años los colorados recordarán el centenario de “una serie de
transformaciones muy importantes”.
Una de ellas es la promulgación de la ley, en 1912, que extendió la
educación secundaria al interior del país y que había sido aprobada por el
Poder Legislativo un año antes. En aquel debate parlamentario, el miembro
informante por el PC fue José Enrique Rodó, que si bien mantuvo diferencias
políticas con Batlle y Ordóñez, coincidió con él en esta iniciativa. Castellano
recordó otros avances importantes de ese gobierno: la extensión de las escuelas
agronómicas en el interior del país; la Ley del Divorcio; la ley contra el
maltrato de animales; la consolidación de una serie de proyectos de protección
a los derechos de la mujer; y la creación del Banco de Seguros del Estado,
entre otros. “La mayoría de las leyes sociales de avanzada del batllismo son de
su segunda gestión”, indicó Castellano, quien subraya la “gran vigencia” de
Rodó en América Latina, en contraste con el escaso reconocimiento a nivel
nacional. “En varios sentidos los colorados hemos sido muy pasivos al momento
de reivindicar nuestra historia y nuestros hombres”, reiteró.
El dirigente colorado se entusiasma cuando habla de las figuras
históricas que el Partido Colorado debería “recuperar”: el pintor Pedro Figari
y sus “revolucionarias” propuestas educativas; Héctor Grauert y su aporte al
momento de fundar la lista 15 junto con Luis Batlle Berres, o la maestra rural
Elsa Fernández de Borges, que trabajó en las “escuelas granja” de Tacuarembó,
en las que luego participaría su amigo Julio Castro. También habló de Alba
Roballo -que en 1968 se convirtió en la primera ministra de América Latina- o
de la ley de jubilación para el trabajador rural, impulsada en la década del 40
por Domingo Bordaberry, abuelo de Pedro. (*)
(*) Nota publicada en “La Diaria”, 2 de abril de 2012
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