Los más de 50.000 votos con los que los
jóvenes colorados de todo el país coronaron su elección interna el pasado
sábado 10, confirman que algo está pasando en nuestra colectividad.
Son
varias las señales que anuncian el advenimiento de un tiempo nuevo, signado por
una notable recuperación de la confianza de la gente y un no menos
significativo renacimiento de nuestra militancia, allí donde el partido parecía
condenado a desaparecer o -como mucho- a guardar un papel meramente
testimonial: los menores de 30 años, los sectores más populares y el “interior
profundo”. Asimismo, asistimos al retorno de antiguos dirigentes que en su
momento habían migrado a otras tiendas o lisa y llanamente se habían alejado de
la actividad política desilusionados con el partido. Hoy ya no
prima el desanimo y el pesimismo en la casona de la calle Andrés Martínez
Trueba sino un optimismo responsable. Propios y extraños sienten que el Partido Colorado está en marcha y en la dirección correcta.
A
mediados de este año, cerramos nuestro Primer Congreso Ideológico luego de un
año de debates, mesas redondas y actividades en todo el país, que le abrió las
puertas a todos aquellos que quisieron participar y brindar su aporte -fueran
afiliados o no-, delineando el perfil ideológico de El Nuevo Partido Colorado.
Un aggiornamiento necesario que supuso la reafirmación de los principios
batllistas que siempre nos caracterizaron y siguen siendo nuestro santo y seña:
republicanismo, defensa de la democracia y de la libertad, reformismo, justicia
social, respeto al Estado de Derecho, etc.
Casi en
paralelo, concluimos la campaña de recolección de firmas para plebiscitar una
reforma de la constitución que habilite la rebaja de la edad de imputabilidad
para menores infractores. Junto a un sector del Partido Nacional (UNA)
alcanzamos la friolera de 370.000 firmas, una proeza que con escasos recursos
materiales y mucha trabajo hicimos posible.
Días
atrás, reunimos en la Casa del Partido a los cuatro ex presidentes de la
democracia (Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle, Jorge Batlle y
Tabaré Vázquez) para que expusieran sus puntos de vista sobre la marcha y el futuro
del Mercosur. ¿Dónde se podrían haber reunido cuatro ex presidentes de diferente
pelo político a intercambiar ideas sobre el futuro del proceso de integración
regional ante un público tan variado como el que se congregó, en un clima de
absoluto respeto y tolerancia, sino en nuestra casa?
¡Claro
que falta mucho por hacer! Aun no somos lo que fuimos, y menos aun lo que nos
gustaría ser, pero estamos en marcha y eso es lo que importa.
Algo está pasando y se llama: trabajo, trabajo y más trabajo.
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