Por
Carlos Flores
Días
atrás UNICEF presentó su informe del Observatorio de derechos de la infancia y
la adolescencia en el Uruguay, con datos concretos sobre la situación que vive
el país en materia de equidad, pobreza y acceso a las oportunidades de los
niños. Del mismo se desprenden tres aspectos fundamentales:
- Que el país vive desde hace unos
cuantos años un período sostenido de crecimiento económico que ha llevado a su
PBI a los niveles más altos de la historia, gracias a que los precios de las
materias primas que exporta Uruguay registran los precios más altos a nivel
internacional.
- Que a pesar de esto muchos niños siguen
naciendo y viviendo en condiciones de extrema vulnerabilidad que les impiden
desplegar sus capacidades y acceder a oportunidades de desarrollo.
- Que la pobreza bajó pero que la brecha
entre la población en general, que es del entorno al 13,7 %, y la de la
población infantil, que es del orden del 26,1 %, persiste.
Estos indicadores tiran por
tierra todo discurso. Diga lo que se diga, queda muy claro que no hubo avances
en cuanto a mejor distribución de la riqueza ni en materia de justicia social,
augurando que “una cuarta parte de los niños que nazcan en el futuro vivirá en
hogares pobres, que un 11 % tendrá una talla menor a la esperada, que un 31 % padecerá anemia a los dos años y que
un tercio presentará riesgo y/o retraso en su desarrollo” debido a su mala
alimentación (sic).
Sobre esta base UNICEF convoca a
asegurar una mayor igualdad desde el inicio de la infancia en su
alimentación, mejoras en la educación
(en la que, según el propio informe, no se advierten cambios en los resultados
educativos) y una mayor equidad en el desarrollo de las capacidades para desarrollar sus potencialidades.
En síntesis, el informe apunta a
aplicar políticas educativas serias y establece que el asistencialismo no
favorece el combate a la pobreza ni protege a la infancia ni a los
adolescentes. Indica, por lo contrario, que el país se ha perdido una
maravillosa oportunidad de aprovechar el récord histórico de crecimiento
económico para favorecer las condiciones de justicia social que aspira
cualquier bien nacido.
Lo del título.
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