El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

domingo, 9 de septiembre de 2012

La ANEP debe desaparecer


Por Carlos Maggi (*)

La senadora Topoplansky promovió la concurrencia de profesores a la Asamblea de Ades (sindicato de Montevideo) que logró un quórum notable (594 asistentes). Esa Asamblea dejó sin efecto el calendario de paros proyectado por la dirigencia que culminaba en una huelga general por tiempo indeterminado el día 2 de agosto pasado.

Después de ese giro, la misma senadora, declaró públicamente, que la ANEP debía suprimirse; y su iniciativa causó cierto estupor; pero un instituto creado por ley bien puede ser sustituido mediante otra ley. En la interpelación al ministro Ricardo Ehrlich del 21/8/2012, blancos y colorados pidieron la remoción del presidente del Codicen. El interpelante, senador Jorge Larrañaga, lo pidió "porque es uno de los obstáculos para los cambios".

El colorado Pedro Bordaberry fue en el mismo sentido y dijo que hay que hacer "cambios" en el Codicen (apuntando a Seoane).

Ehrlich aceptó que hay datos "alarmantes" en repetición; y que hay que "trabajar muy duro en los primeros años de enseñanza media".

Larrañaga dijo: "Después de votada la interpelación, Seoane anunció un plan de obras. ¡Qué casualidad! Seis días después de anunciarse la interpelación; así pretende hacer creer que se cumple el acuerdo educativo. Estamos a mitad del mandato y el presidente dijo que los cambios en la educación no se los lleva nadie. ¿Vamos a resignarnos a no hacer nada?", concluyó Larrañaga.

La senadora Lucía Topolansky dijo: "Hay una cúpula sindical que históricamente ha trabado las reformas. Pasó con la reforma de Rama y pasó con las bandejas alimenticias. La actitud de Fenapes es radical contra cualquier cambio". (Fuente: EL País, 22/8/12).

En un excelente reportaje publicado en UyPress (26/7/12) Pablo Da Silveira, uno de los más destacados especialistas en la materia y crítico sutil del gobierno, dijo: "Acá el ministro de Educación es como el rey: reina pero no gobierna. Se ocupa de cosas muy raras: del correo, los registros, los fiscales. Pero en la educación sólo tiene injerencia en dos áreas muy chicas y específicas que son las guarderías privadas y las universidades privadas. El verdadero ministro de educación de nuestro país es el Consejo Directivo Central de ANEP. Es un ministro de cinco cabezas. Si uno mira las atribuciones del Codicen, son las de un ministro de Educación en cualquier democracia saludable del mundo. Pero, con una diferencia enormemente importante: los ministros son responsables ante el Parlamento; pueden ser llamados a sala, interpelados, censurados; pueden caer si los resultados de su cartera no son satisfactorios. Los miembros del Codicen, no. Quiere decir que ese Consejo tiene todo el poder del ministro -uno de los más importantes, porque en una democracia el ministro de Educación es uno de los más importantes- pero escapa totalmente al control parlamentario y, en definitiva, es inimputable respecto a los resultados que obtiene. Esto quiere decir que no hay ningún mecanismo de rendición de cuentas a la sociedad. Eso es muy malo, porque muchas veces para saber cómo funciona una institución la pregunta que hay que hacer es a quién deben temerle. Los miembros del Codicen no tienen que tenerle miedo al Parlamento, porque no puede destituirlos. El diseño que tenemos hace que tienda a predominar la lógica corporativa sobre la lógica ciudadana". (Hasta aquí, Da Silveira).

El ex Presidente Sanguinetti en un brillante apunte publicado en el Correo de los Viernes (31/8/12), dijo:

"El problema está claro. Con esta gente administrando la educación, es imposible. Están en contra de todo cambio. No de hoy, sino de siempre. Nunca ejecutarán de buena gana proyecto alguno que apunte a lo que necesitamos. Señor Presidente, poder se puede. Lo hemos demostrado nosotros y también el Dr. Vázquez cuando llevó adelante su Plan Ceibal, dejando aparte a las autoridades de la educación, que se le oponían".

Comento: releo estos antecedentes y quedo perplejo. Pocas veces se da una unanimidad tan perfecta. Todos coinciden en las culpas de ANEP. Dos testigos contestes son prueba suficiente y 5 opinantes calificados que por algo coinciden, es una demolición. Está lograda la unión de los contrarios. Compruebo, una vez más, que hay una sola opinión y que falta la voluntad de admitirlo. Resulta más astuto amargar a la gente y afirmar que estamos en un callejón sin salida.

Los políticos deben cumplir dos funciones: la primera es la docencia, deben difundir ideas valiosas para guiar a su gente; la segunda función de un hombre público es alentar el entusiasmo y quebrar el desánimo. Un país acoquinado es la peor derrota; ese solo desmayo, silencia generaciones enteras.

No se trata a esta altura de transar o remendar. El camino elegido por el gobierno está claro y definido y exige raspar hasta el hueso.

Se modificó la ley de Educación (el mayor error cometido bajo la Presidencia del doctor Tabaré Vázquez); y se integró el directorio del Instituto Nacional de Evaluación Educativa como correspondía, suprimiendo por ley la representación de los profesores, para cuya evaluación (control) trabaja el instituto. Pensar que los profesores podían controlarse a sí mismos fue fatal.

Ahora corresponde crear otro sistema institucional. No para atender ante todo los intereses de los profesores (Constitución, artículos 58 y 59), sino para atender, ante todo, a los estudiantes.

El Presidente Mujica dijo: "Tengo que cambiar la política del Codicen".

Pero no. Hay que cambiar la institución y hacer un consejo diferente, cuya integración sea ratificada o no, cada año, por el ministro de Educación, de acuerdo a su valoración de lo actuado.

Esta es la manera de tener un consejo que dirige la actividad y un ministro responsable de la gestión porque puede renovar el consejo.

Apunto hechos que debieron justificar la sustitución de los miembros de la ANEP.

Cuando el PISA mostró que la mitad de los chiquilines de barrios humildes eran repetidores o desertores de la enseñanza, la Anep contestó textualmente: "Ya lo sabíamos". ¡Y no habían hecho nada por detener la caída!

Cuando se trató en la Cámara de Diputados el presupuesto de la enseñanza, el Poder Ejecutivo dejó el sueldo de los profesores sin ningún aumento; y ANEP propuso otorgarle 800 millones de pesos a los profesores, como premio por su fracaso.

Lo que hace falta es crear la responsabilidad del consejo que manda. El gobierno procura encarrilar la mala situación de la enseñanza, ligando las remuneraciones a los resultados. Los hechos indican que ni Fenapes ni ANEP quieren eso: prefieren los conflictos; ANEP echa leña el fuego: apliquen medidas de fuerza, que nosotros los respaldamos (y a los estudiantes que quedan en medio de este forcejeo por plata, que mal rayo los parta).

¿Por qué tolerar un sistema que es palmariamente contrario al bien público?

La horrible ANEP logró la unión de los contrarios.

Quienes dirijan la enseñanza deben ser responsables de lo que suceda con ella. Y esa responsabilidad debe extenderse al gobierno; es una de las más exquisitas responsabilidades políticas: de ella depende el futuro de esta república. Dice bien Topolansky: "La ANEP debe ser suprimida".

Bien dice Da Silveira:

-"Si uno mira las atribuciones del Codicen, son las de un ministro de Educación en cualquier democracia saludable del mundo".

Este es el momento y todo depende del pulso quirúrgico del Presidente Mujica. Un golpe de energía da al alma su grandeza.

(*) Abogado. Escritor. Periodista. Historiador.

Fuente: El País Digital

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