Ante
el reclamo uruguayo de dar a publicidad los resultados de los estudios
científicos de los efluentes de la planta de UPM que se vierten al río Uruguay,
la respuesta de la delegación argentina ante la CARU fue una andanada de acusaciones y,
en sustancia, la negativa al reclamo de publicidad.
Por supuesto que tiene
razón el presidente de la delegación uruguaya ante la CARU, Capitán® Gastón
Silberman, cuando dice que lo que tiene que hacer la Comisión binacional es
publicar los resultados de los estudios realizados, sin perjuicio de que desde
ambos lados del río se formulen al respecto los comentarios o críticas que se
consideren pertinentes.
Pero no alcanza con
eso; en consideración a la opinión pública uruguaya y argentina, nuestro país
debe dar su propia versión completa sobre la cuestión de los efluentes de la
planta de UPM, contestando de paso, punto por punto, las afirmaciones
que al respecto formula la delegación argentina ante la CARU. Así
actuó Luis Hierro López, quien integra la delegación uruguaya ante dicho
organismo a propuesta del Partido Colorado. Hierro salió públicamente al cruce
de las acusaciones argentinas con la firmeza con la que es preciso hacerlo.
Las explicaciones
dadas por el ex vicepresidente uruguayo desnudan, por ejemplo, la
inconsistencia de las acusaciones argentinas referidas a la dilución
aparentemente irregular de los efluentes de la planta, que Uruguay habría
admitido hasta que Argentina la objetó. El lector desprevenido de la
declaración argentina puede pensar que, mediante esa dilución, se alteraba la
verdadera proporción de los elementos contaminantes de los efluentes; si esto
fuera cierto, los estudios científicos se habrían realizado sobre muestras
falseadas. El “detalle” que faltaba, y que Hierro aportó, es que las muestras
se tomaban antes de la dilución, y no después, por lo que representaban y
representan, de manera genuina y fehaciente, lo que sale de la planta tras el
proceso industrial que en ella se cumple.
Eso sí: la famosa
dilución servía para disminuir la temperatura de las aguas vertidas en el río.
Suprimida la dilución a instancias de Argentina, aumentó esa temperatura, y ese
es ahora el nuevo motivo de queja de nuestro condómino. Se quejan, pues, por un
fenómeno que ellos mismos provocaron. Esto es mala fe.
Es preciso que una
declaración del gobierno uruguayo, o por lo menos de la delegación uruguaya
ante la CARU, desmenuce así, punto por punto, las acusaciones argentinas, a fin
de llevar tranquilidad a la población de ambas orillas del río y fortalecer la
confianza en los organismos y procedimientos de control que garantizan que la
planta de UPM, definitivamente, no contamina. Y ello sin perjuicio, obviamente,
de insistir en el reclamo de que se publiquen los resultados de los estudios
realizados por los laboratorios canadienses (que son dos, según dijo Hierro, y
no uno solo, como dice la declaración argentina).
La decisión del
gobierno uruguayo de llamarse a silencio respecto de Argentina fue, en su
momento, prudente y atinada. Ante estas nuevas circunstancias, ya no lo es. Es
preciso desmentir falsedades y defender la seriedad y honestidad de nuestro
proceder, que han sido cuestionadas. En esta situación, el silencio podrá ser
interpretado como aceptación de las afirmaciones contenidas en la declaración
argentina, o peor aún, como señal de flaqueza de ánimo.
Sin exabruptos ni
adjetivaciones, pero con claridad y con firmeza, es preciso contestar.
(*) Abogado. Senador de
la República (Vamos Uruguay – Partido Colorado)
1 comentario:
JUGUEMOS con sus mismos CODIGOS..... que alguien FILTRE todos los INFORMES a la PRENSA
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