“Garantir al niño suprimer
derecho esencial: el derecho al calor, al perfume, al pecho próvido, al cariño
y al amparo de la madre.
Salvaguardar su vida en su azaroso comienzo.
¡Cuántos perecen en las entrañas de la madre,
que no osó afrontar a sus acusadores, y busca en la muerte, para ella y para el
hijo ilegítimo, un refugio seguro!
Y, al primer vagido, cuántos son estrangulados,
sofocados o entregados a la intemperie, para que los ultimen en la soledad y
complicidad de la noche …”
Estas son palabras de José Batlle y Ordóñez,
recogidas en la primera edición del Libro “La Ideología de Batlle” de Antonio
M. Grompone (pág. 157).
En ellas el ex Presidente de la República y
fundador del Uruguay moderno expresa su preocupación no sólo por el niño que
nace sino que también por el que “perece en las entrañas de la madre”.
Acto seguido cita diversas propuestas del
programa de gobierno del Partido como la prohibición que la madre trabaje en
los 30 días previos y posteriores al parto; la necesidad de crear establecimientos
que la alberguen en esos períodos, de abonarle una pensión, de contar con
guarderías (él las llama casa cunas) y prohibir el trabajo infantil.
Todas esas propuestas estaban destinadas a
proteger al niño. Al niño por nacer y al nacido. A alentar a la madre a
tenerlo, a cuidarla mientras está embarazada.
Esta defensa de la vida es parte fundamental del
pensamiento de quien, por ejemplo, propuso la ley que abolió la pena de muerte
en 1907, norma que luego sería incorporada en 1918 a la Constitución de la
República.
Defensa de la vida y no sólo de la vida humana
sino de todas las formas de vida.
Algunos confunden esto con la defensa que hizo
Batlle y Ordóñez de los derechos de la mujer; defensa que hizo y es bien
conocida.
Lo confunden al desconocer que la defensa de la
vida, desde las entrañas de la madre, no tiene que ver con los derechos de la
mujer sino con la vida del concebido.
La defensa del niño por nacer hace al derecho
que éste, como ser humano, tiene de vivir en cuanto, científicamente, hoy se encuentra
probado que a partir de la concepción hay vida.
El tema no es el derecho de la madre, del padre
o de ambos de interrumpir un embarazo. Es el derecho a la vida que tiene quien
está vivo.
Las mujeres tienen derechos que hay que proteger
siempre. Pero el concebido, en cuanto posee vida, tiene un derecho superior: el
derecho a vivir.
Esto no depende de una creencia o convicción
religiosa. Defender la vida, rechazar la pena capital, el homicidio, o
cualquier otra forma de muerte no depende de que uno sea ateo, creyente, o
agnóstico.
Son principios que están más allá de eso y todos
compartimos.
Como el de votar y que en última instancia sea
el Pueblo quien decida.
Por ello concurriré a votar el próximo Domingo
23 de Junio. Estoy convencido que hay que hacerlo para habilitar un plebiscito
que derogue la ley que fuera aprobada por un voto, sí un voto, en el Parlamento
Nacional.
Porque, además, como afirmaba el propio Batlle y
Ordóñez “en una Democracia de verdad, el Pueblo no debe conformarse con
elegir a sus gobernantes, debe gobernar a sus elegidos”.
Como colorado, como integrante de la
colectividad política fundada por Rivera, asentada en la gesta heroica de la
Defensa de Montevideo y en los principios de Justicia Social de Batlle y
Ordoñez, votaré para que se plebiscite la ley.
De esa forma habilitaremos el voto del Pueblo.
No hay nada mejor para la Democracia que ese voto.
(*) Abogado. Senador de la República. Líder de Vamos Uruguay – Partido Colorado
1 comentario:
Es un diálogo de sordos. El Senador Bordaberry defiende el derecho a la vida. Eso no está en cuestión. Nadie aborta por placer y con satisfacción.Esgrimir el argumento del aborto es golpear bajo. Es tomarme como imbécil. Estoy contra el aborto, por la vida, por su defensa a ultranza. Pero se entiende que esta ley apunta a otra cosa? A la defensa de los padres, que toman la decisión tremenda del aborto. A que puedan recibir asistencia sicológica y médica de manera clara y no en las sombras. A que el problema se ventile, se airee.A que quienes tomen la decisión no vayan presos. La ley tiene un sesgo liberal. Le quita al Estado y le devuelve al ciudadano el derecho a decidir.Sorprende que muchos que se dicen liberales estén en contra.Cordiales saludos.
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