El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

viernes, 3 de mayo de 2013

Demasiado grueso para pasarlo por alto


Por Ope Pasquet (*)

Hoy, tres de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, los uruguayos no podemos  obviar la consideración de un hecho que lesiona directamente esa libertad fundamental.

Miguel Nogueira, periodista ampliamente conocido y reconocido por su seriedad y profesionalidad, denunció ante la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU) un caso de censura a la prensa que no se puede pasar por alto. No crea el lector que se trata de la supresión de Poder Ciudadano, el acreditado programa conducido por Nogueira y Romano, de la programación de Televisión Nacional del Uruguay (TNU); se trata de algo más grave aún, en cuanto podría constituir delito.

Según la denuncia de Nogueira, el pasado lunes 29 fue entrevistado en el programa Algo Contigo, de Canal 4, a propósito del abrupto final de su largo ciclo en TNU. Mientras transcurría la entrevista, que se grababa para ser emitida el 1º de mayo,   una productora del programa entró al estudio y dispuso que se suspendiera; así nomás. El motivo alegado fue que Canal 4 había recibido una llamada de autoridades del Ministerio de Educación y Cultura “para que no se hablara más del tema en cuestión”, según expresa el comunicado emitido por APU con fecha de ayer, condenando y rechazando el hecho.

Lo ocurrido es muy grave. Me recuerda un episodio similar sucedido hace algún tiempo en Argentina, cuando una entrevista televisiva a Alberto Fernández,  ex jefe de gabinete del gobierno de Néstor Kirchner, fue interrumpida cuando el entrevistado comenzó a criticar con dureza a la actual presidente.

Obviamente, lo que está en juego es la libertad de prensa. Si el gobierno uruguayo puede ordenarle a los medios de comunicación que no  traten los temas que le resultan incómodos, esa libertad no existe. De acuerdo con la denuncia de Nogueira, de la que se hizo eco APU, eso fue precisamente lo que sucedió en este caso.

Que un medio de comunicación o un periodista cedan ante la presión oficial, puede -según las circunstancias- constituir una falta a normas de ética profesional. Según las circunstancias, digo, porque cada uno sabe dónde le aprieta el zapato y los particulares no están obligados a actuar heroicamente.

Pero si un funcionario público  presiona a un medio de comunicación o a un periodista para que trate o no trate determinado tema, o entreviste  o no a determinada persona, está violando al hacerlo no solo normas éticas, sino también normas penales. El abuso de funciones, por lo menos (art. 162 del Código Penal), se perfila con claridad.

Los hechos denunciados por Miguel Nogueira a APU y por APU a la opinión pública, deben ser investigados por la Justicia Penal. Son hechos notorios, con apariencia delictiva, que han sido denunciados por un profesional serio y responsable. Que se puedan probar o no, se sabrá al cabo de la indagatoria; por eso mismo hay que investigar.

Que en una sociedad haya efectivamente libertad de prensa no depende de una decisión instantánea de alguien, como si se tratara de encender o apagar la luz. La libertad de prensa se fortalece con el efectivo ejercicio que de ella se hace, o se debilita y menoscaba gradualmente, con las claudicaciones de unos y las arbitrariedades de otros.

Por eso este episodio no se puede pasar por alto; es demasiado grueso como para soslayarlo.

Nogueira hizo lo que debía hacer, denunciando el hecho ante el gremio que integra.

APU, a su vez, denunció el hecho ante la opinión pública.

Ahora le toca actuar a los poderes públicos; específicamente, a los jueces y fiscales de la materia penal que estaban de turno en el departamento de Montevideo el pasado lunes 29 de abril.

Es cierto que los fiscales integran lo que se llama el Ministerio Publico, que es un organismo dependiente del Poder Ejecutivo por intermedio del Ministerio de Educación y Cultura. Entiendo que quizás no les resulte cómodo promover la investigación de hechos en los que podrían hallarse involucrados funcionarios de alto rango de ese mismo Ministerio; pero el cargo de fiscal no es para estar cómodo. (De paso: queda de manifiesto la necesidad de sacar al Ministerio Público del Poder Ejecutivo, pero ese es tema para otra ocasión).

El juez penal puede iniciar la investigación de un hecho con apariencia delictiva aunque el fiscal no lo solicite.

Esperemos, para saber qué grado de sensibilidad existe en el Uruguay de hoy, ante los abusos del poder en perjuicio de la libertad de prensa.

(*) Abogado. Senador de la República (Vamos Uruguay – Partido Colorado)

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