Carlos Flores |
Por Carlos Flores
Por ahí, por el 15 o 20 de diciembre, el aire recién empieza a cambiar. La proximidad de las fiestas tradicionales y la llegada de los primeros turistas, que como los adelantados empiezan a llegar a Maldonado en busca de sus especies de arena y sol, hacen agua en la boca de trabajadores y empresarios de Punta del Este. Se frotan las manos; la zafra comienza y por 40 o 50 días hay que trabajar fuertemente para aprovechar la temporada.
La que no se da por enterada, ni en ese entonces, es la Intendencia. Lo poco y nada que hace en cuestión de mantenimiento e inversión en infraestructura, fíjese usted, le da por hacerlo en esos días. Así, los turistas van esquivando maquinarias y zanjas para pasear por el balneario, acuden a las playas sin guardavidas y predisponen su espíritu para exclamar Dios le da pan a los que no tienen dientes!.
Después hay varios que se suben al carro. Por ahí por el 1º de enero, los noticieros de la TV muestran imágenes de los peajes desbordados de automóviles con la consabida entrevista a algún vocero de la Policía Caminera que aconseja a los conductores revisar el aire de las ruedas antes de salir y, seguidamente, las autoridades del Ministerio de Turismo, eufóricos y anchos sus pechos salen anunciando, año tras año, una nueva “temporada récord” en la que se asumen como protagonistas y explican que los brasileños vienen por el Reveillón y los argentinos porque el agua de acá no es tan fría como la de Mar del Plata. Al mismo tiempo, oráculos de toda especie vaticinan fracasos y éxitos, todo a gusto del consumidor. Y quien no sabe qué decir, como el mamarracho autor que trata de asesino a Batlle y Ordóñez y de cocainómana a Juana de Ibarbourou, Diego Fischer, escribe en sus crónicas del diario El País que ya no se puede andar en bicicleta en la península.
Por ahí por el 15 de enero la cosa cambia. La real realidad, tan cruel como es costumbre, nos pega un par de cachetadas. La horda se va y la presencia de turistas se adapta a un número de personas más o menos constante hasta el 15 o 20 de febrero. Menos entusiastas, reaparecen los jerarcas del Ministerio con tono más reflexivo y con algunas cifras en su poder que, por lo general, no condicen con los relevamientos de las asociaciones de inmobiliarios, hoteleros y gastronómicos que embalados por los pronósticos de diciembre, tenían la expectativa de hacer “la” temporada.
La extra: algún decreto en materia municipal que sacude la modorra del sistema político (que por licenciado no se consulta), polémico por lo regular, que trata de modificaciones a la ordenanza o incrementos impositivos. Que para eso sí, hay temporadas.
Y al final, lo de siempre. La voz de algún salame (léase su servidor…), que sale a decir lo de siempre: así las cosas, lo de Punta del Este es un verdadero milagro.
1 comentario:
Estimado Carlos
Para no perder la costumbre, sana en mí, de discutir debo decirte que es una costumbre añeja, la han utilizado todas las autoridades, estas no podían estar ajenas.
Tal vez uno de los motivos es que son "políticos" los que deciden y no se toman en cuanta las opiniones técnicas.
El acceso a Maldonado tuvo durante el invierno y continúa una obra sobre la playa, así también en el resto de la ciudad, las autoridades deben mostrar que están "haciendo algo".
El desorden del tránsito sigue siendo igual que muchos años atrás, agravado con un incremento del parque automotor, no se reglamenta la obligación de hacer parking mas amplios en vez de autorizar la construcción de torres.
Tu, tal vez sin darte cuenta, tocaste el tema fundamental que debería analizarse: dijiste que la ZAFRA comienza en torno al 15 de diciembre y finaliza en torno al 15 de febrero (discrepo en las fechas pero ese no es el fondo).
Allí está lo fundamental, redefinir la zafra o romper con la estacionalidad y de esa forma lograr la desaparición de los comercios golondrinas, mejorar el empleo y por ende la inversión social (cosa que tampoco este gobierno ha realizado).
Pero utilizando una frase vieja del turismo, no por ende fuera de foco: EL TURISMO DA TRABAJO, desafortunadamente, no se han dado cuenta que el trabajo que da también va por el PIENSO, y no es alfalfa, sino de razonamiento, planificación y generar fuentes de trabajo, mejora social, económica y ambiental (los tres pilares del desarrollo sustentable)
Cuando un político dijo que se disfrazaría de la Rana Renée muchos le pegaron (yo también), pero a los que hoy dijeron que harían tantas maravillas o tantas promesas electorales, ¿por que no les llamamos la atención?
Espero que sigan habiendo "salames" que discrepemos y pongamos nuestros puntos de vista sobre la mesa, para discrepar, analizar y lograr que el destino PUNTA DEL ESTE se desarrolle.
un abrazo
Williams Ulises Read
Especialista en Economía y Gestión de Turismo Sustentable
Tec. Univ. Turismo
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