Ex presidente de CODICEN entrevistado por Gerardo Tagliaferro en Montevideo.com
"Todos tenemos algo de egolatría, tenemos cariño por nuestra
existencia". Así responde cuando le pregunto si le gusta que se hable de
"la reforma de Rama". Con la misma tenacidad con la que enfrentaba a
los gremios docentes que resistieron sus cambios -que tachaban de
"neoliberales"- o simplemente no aceptaban sus "bandejitas"
o su peculiar manera de relacionarse, a casi dos décadas del inicio de su
intento reformista vuelve sobre él para reivindicarlo y defenderlo como a un
hijo. Está claro que se siente el padre de aquella criatura parida a fórceps y
con problemas de crecimiento.
Para muchos Germán Rama
fue casi como José Pedro Varela en su tiempo. Quizás una de las diferencias
importantes esté en que la reforma que proyectó e impulsó este hombre sobre el
final del siglo XX no logró uno de sus propósitos fundamentales: que todos los
niños del país pasaran, desde los 4 años, la mayor parte del día en el aula.
Las "escuelas de tiempo completo", uno de los estandartes de aquel
impulso transformador, hoy siguen siendo solo para algunos.
Está en Montevideo por algunas semanas. Nos recibe en su apartamento de Malvín
y luce una corbata que sospecho está allí para la ocasión. Apenas encendido el
grabador se para, va hasta el dormitorio y vuelve con dos voluminosos libros.
Se trata de las conclusiones que la CIDE (Comisión para la Inversión y el
Desarrollo Económico) aportó sobre el sistema educativo en 1965. La CIDE fue un
intento de pensar una estrategia de desarrollo para el Uruguay cuyas
recomendaciones, en este caso, fueron recogidas treinta años después, en 1995,
por Rama y sus colaboradores al frente de la ANEP.
Queda claro que va a reivindicar aquella gestión toda vez que se le presente la
oportunidad. Sigue convencido de que hizo lo que había que hacer y de que si
los resultados no acompañaron a los deseos no fue por su responsabilidad.
Tiene 80 años pero explica que sigue trabajando "porque el trabajo es un
valor muy importante". Amigo de la polémica, como cuando dijo que si los
productores rurales uruguayos hubieran estado en el Titanic habrían pretendido
subir a los botes salvavidas antes que los niños y -literalmente- casi lo
matan, seguramente su palabra mantenga la capacidad de concitar tan cálidas
adhesiones como furibundos rechazos.
1) Hace casi dos décadas
usted impulsó una profunda reforma en la educación escolar y media. ¿Qué fue lo
que quiso hacer?
Al final de la guerra (mundial), en el 45, hay una conciencia de que hay que
salir de la barbarie y la muerte. Entonces ¿qué pasa? Del 45 al 60 se instala
gran cantidad de escuelas en el mundo donde los alumnos comienzan a los 4 años,
de las 8 de la mañana a las 5 de la tarde, y en forma gratuita. Ahí lo chicos
comen, yo tuve a mis dos hijos en Francia que iban a la escuela pública del
barrio. No era una maravilla, pero en la escuela había unas señoras gordas, muy
populares, que al que no comía le abrían la boca y lo hacían comer. Y nosotros
nos quedamos con la escuela de medio horario. En toda Europa las clases
comienzan a las 8 de la mañana y terminan a las 4 y media o 5 de la tarde, y
tienen 220 días al año de clases. La inasistencia es una herejía que puede
implicar una sanción a los padres, incluso de sus propios vecinos: estaba muy
mal visto en Francia que alguien no mandara a sus hijos a la escuela.
2) La realidad de
posguerra lo imponía, además.
Claro, habían muerto muchos hombres en la guerra, había muchas mujeres solas,
niños que no tenían padre. Bueno, nosotros introdujimos aquí la obligatoriedad
de mandar a los chicos a la escuela a los 4 años. Eso no existía en el Uruguay
y fue una patriada porque había que hacer lugar para 45.000 niños, tuvimos que
levantar más de mil aulas en cinco años. Uno ve la cosa risible que se ha
construido ahora...
3) ¿Recuerda qué le dijo
el doctor Sanguinetti cuando le propuso ser el director de la ANEP?
No recuerdo las palabras exactas, pero el concepto era éste: "Usted tiene
los antecedentes técnicos sobre el tema educación y es un hombre de empuje; lo
que quiero que haga es una transformación de la educación uruguaya y que me
proponga exactamente lo que vamos a hacer". Y le dije: "Hay que poner
escuelas de tiempo completo". "Pero estamos en una situación
presupuestal difícil". Y yo le dije: "El país puede endeudarse con el
Banco Interamericano y ahí tenemos una garantía porque ellos van a controlar
donde va el dinero". "Andá a hablar con Ariel (Davrieux)", me
dijo el presidente. Davrieux estuvo de acuerdo y logramos el apoyo económico de
dos instituciones y pusimos el acento en dos cosas: la escolarización de todos
los niños de 4 años y las escuelas de tiempo completo. Entre 1997 y 2000
levantamos 112 escuelas de tiempo completo. Es mucho en tres años, pero fue
poco para lo que se necesitaba: las escuelas urbanas son 1.200 en el Uruguay.
4) Estamos casi a veinte
años del comienzo de su reforma. ¿Qué país imaginaba en aquel momento para
veinte años después?
Lo que teníamos claro era que estábamos absolutamente retrasados con relación a
los países desarrollados y que había que reconquistar terreno. Por eso
empezamos con lo que decía antes, desgraciadamente después el ritmo se vino
abajo. Recién ahora hay algún levante, pero de cualquier manera el país no
llega a tener 200 escuelas de tiempo completo.
5) ¿Hoy
diría que la reforma fracasó?
No, no fracasó, a pesar de que hoy hay un
desorden de valores muy grave. Yo vengo de una familia de gente que vino de
Galicia escapando del hambre y formó una familia de cuatro profesionales
internacionales. ¿Por qué? Porque hubo un señor que se llamó Rodríguez Peña que
trajo un modelo de escuela francesa y esa escuela nos formó. Y en los liceos
había profesores excelentes, yo tuve de profesor en secundaria a Pivel Devoto.
Pero yendo a su pregunta, la reforma no fracasó, pero ahora es distinto.
Nosotros funcionábamos con un presupuesto de unos 600 millones de dólares pero
después teníamos préstamos por otros 100 millones. Éramos muy cuidadosos con
los recursos. Hoy día tienen casi 2.000 millones de dólares, y mientras tanto
las construcciones escolares son menos que las que nosotros hacíamos.
6) ¿A dónde cree usted
que va ese dinero?
Bueno, en primer término hay una gran partida de salarios, porque enseñar
significa maestros y profesores.
7) Y los salarios han
mejorado.
Han mejorado. Pero por otra parte usted tiene que hay una indisciplina
generalizada. Nosotros para controlar las inasistencias por enfermedad
establecimos contratos con empresas de salud por los cuales había una
centralita telefónica a la que un funcionario que tenía un problema de salud
debía llamar, y en 24 horas las empresas que habían ganado la licitación tenían
que visitarlo. E iban y los vecinos decían: "No, pero si se fueron a la
playa" o "a Punta del Este" o a cualquier otro lado, o
"está jugando al truco en la esquina". Comenzamos con una
inasistencia del 20 por ciento, al cabo de cuatro meses la bajamos al 5 por
ciento. Y el sindicato peleó contra ese sistema todo el tiempo, y hoy no existe
más.
8) Un frente importante
de conflicto que usted tuvo fue el de las famosas bandejas.
En Montevideo había que alimentar todos los días a 75 mil niños, ¿cómo se
hacía? Con cocineras en las escuelas comprando los alimentos en la almacén de
la esquina, a un 30 por ciento más que en un almacén mayorista. Éramos el mayor
comprador alimentos del Uruguay: teníamos que darle de comer a 75 mil niños.
Pero además, ¿cómo usted controla que se cocina bien o que no hay robos
continuos de alimentos? Entonces contratamos por licitación pública el servicio
de bandejas, con nuestro control a través de fiscales, con dietistas. Pero
entonces vino la guerra de pequeños grupos ideologizados, opositores al
gobierno. Pese a que el de la educación no era un gobierno de partido porque yo
había traído a José Claudio Williman que era blanco y a Carmen Tornaría,
frenteamplista, justamente para evitar el conflicto político.
9) No lo logró.
Internamente sí, fue un equipo muy entusiasta. Con don José Claudio, un hombre
mayor que yo, nos quedábamos trabajando a veces hasta las 10 de la noche y de
pronto me decía: "Germán, vení que tengo una botellita de whisky, nos
tomamos un whiskicito y conversamos algunos temas". Ese era el espíritu
que había allí.
10) La reforma se trancó
en algunos aspectos en el siguiente período, durante el gobierno del doctor
Batlle. ¿Por qué?
Digamos que pasa lo siguiente. Por un lado vino una crisis económica, en 2002,
con un efecto fuerte. Por otro no hubo un elenco de dirección tan conocedor de
la educación y tan apasionado como era el equipo del período 1995 a 2000.
11) El presidente del
Codicen en el período siguiente fue Javier Bonilla.
(Sonríe) Sí... Bonilla.
12) ¿Ha hablado con el
doctor Batlle sobre lo que sucedió con la educación pública en ese período?
Mire, yo no tuve acceso al doctor Batlle. No fui yo que no... Cuando él iba a
asumir lo lógico era que hubiera pedido un balance de lo que se dejaba. Además,
nunca recibí un ofrecimiento de parte de él, en consecuencia, como yo tenía
ofrecimientos de otros países... obviamente no podía producir conflictos.
13) En 2011, en un reportaje de radio El
Espectador, dijo: "Desde la época de Benito Mussolini no se conoce
gobierno sobre la Tierra en el que se haya dado parte del gobierno de la
educación a los sindicatos". ¿Eso está pasando ahora según su opinión, o
ya venía de antes?
En Uruguay no. Y la frase es rigurosamente cierta. Mussolini, en el año 1928,
le da una participación a los sindicatos en la dirección de educación
provincial. Un momento y un país totalmente politizados, la educación era una
máquina de control ideológico de los jóvenes y de la sociedad, y obviamente
ninguna sociedad democrática hizo tal cosa. Y lo que se hizo acá nunca logré
entender el porqué.
14) ¿Quiere decir que
hay una reminiscencia fascista en la concepción que tiene de la educación el
actual gobierno?
Bueno... en este caso podría decir que hay gente que era fascista sin saberlo.
En los países desarrollados, hay un ministro de Educación que tiene que dar
cuenta al presidente, y el órgano de control es el Parlamento y después la
opinión pública. Ahora, poner sindicalistas en la dirección de la educación,
después de Mussolini no lo hizo nadie. Los cubanos lo hacían, pero los
sindicatos formaban parte del partido de gobierno. Los chinos no lo hacen y la
Unión Soviética jamás lo permitió.
15) En puridad, no son
los sindicatos sino representantes de los docentes los que integran los
consejos.
Claro, pero hay un actor muy poderoso: sin el aval del sindicato el hombre va
muerto. Así y todo tenga presente que en Enseñanza Secundaria el candidato
autónomo perdió por muy pocos votos.
16) ¿Los docentes no
deberían tener ningún tipo de representación en el gobierno de la educación?
Son cosas distintas. En la discusión en las áreas técnicas específicas es
lógico que tengan participación: si hay un seminario y hay un aporte técnico de
docentes es lógico que las autoridades lo analicen y lo tomen en cuenta. Pero
eso no es nombrar profesores. En los años que llevamos con este sistema
prácticamente no ha habido concursos para nombrar docentes. Ha sido por
antigüedad o por lo que sea. En nuestro período hicimos concursos para
directores de escuelas, no con tarjetas, y así se eligieron 200 directoras que
significaron mujeres más jóvenes, más activas, porque no se esperaba que fueran
viejas para tener la mejor jubilación posible. Cuando empezamos a hacer un
control estricto de las inasistencias por enfermedad y a descontarlas,
obviamente el sindicato no apoyó eso, pero en algún punto usted tiene que tener
conflicto porque usted tiene una función representando a la sociedad. Cuando
pasa lo que está pasando ahora, que aumenta la matrícula en la educación
privada y baja en la pública, es porque la gente no tiene confianza en la
educación pública.
17) Muchos dicen que su
carácter hosco, difícil, influyó negativamente en su relación con los
sindicatos.
Escúcheme... entre funcionarios docentes y no docentes había unos 50 o 55 mil
personas. El manejo de un conglomerado de gente así es muy complicado. Además
es un cuerpo desigual: no es lo mismo el personal formado en el antiguo
Instituto de Profesores Artigas que el que vino después, con ocupaciones y una
cantidad de cosas que hicieron que el tiempo y la calidad de la formación hayan
sido distintas. Lo que es muy claro es que el sindicalismo ha pasado a ser un
poder muy fuerte. ¿De qué forma? Con la huelga, con lo cual la cantidad de días
que no hay clases constituye un atentado muy fuerte especialmente con los
grupos sociales de más bajos ingresos. La educación tiene que compensar las
desigualdades culturales.
18) ¿No es demasiado
exigir a niños o preadolescentes ocho horas de atención?
Le puedo traer ahora mismo un informe sobre la evaluación de las pruebas PISA.
Se aplica a todos los muchachos de 15 años que estén en tercer año de educación
media, pública y privada. Y compare los resultados.
19) ¿Falta mano dura en
el Uruguay?
Ah yo creo... mano dura
no, responsabilidad, la gente tiene que ser responsable.
20) Usted dice que los
sindicatos tienen demasiado poder. ¿Eso lo ve como una falla de la democracia
uruguaya?
Bueno, yo creo que es una falla de la democracia uruguaya. Eso se llama
populismo. Demandan populares que no representan necesariamente las verdaderas
necesidades de la sociedad y que pueden ser muy injustas. Si los educadores
están haciendo huelgas permanentemente están atacando al sector de más bajos
ingresos y menor cultura, porque por algo en los últimos años de gobierno del
Frente Amplio ha crecido la tasa de inscripción en la educación privada. Toda
persona que tiene ingresos suficientes se va a la educación privada.
21) Usted lo atribuye a
la acción de los sindicatos.
Mire, la primera cosa es que si usted es padre de hijos chicos no puede ir a
trabajar y abandonar al chiquilín en la calle porque le cerraron la escuela. Es
un atentado social.
22) ¿Habría que
restringir, dice usted, el ejercicio del derecho de huelga por parte de los
sindicatos de la educación?
La información que saca el Consejo de Educación Primaria dice que estamos con
una asistencia, en vez de 180 días de clase, de un promedio que no llega a 150.
Y 30 días son seis semanas que no hay clases, porque los profesores hacen
huelga o porque no hay electricidad en el local, o porque hay actividades de
protesta en la zona, o porque robaron todo en la escuela. Todo eso es lo que
pasa. Las condiciones de trabajo deben ser positivas, y debe haber un sistema
de premios y sanciones. Se debe premiar el trabajo, el cumplimiento, la defensa
de los muchachos, y no todos tienen la conciencia moral ni política al
respecto. La tasa de inasistencia que hoy publica Primaria es mucho más alta
que la que teníamos nosotros.
23) O sea que el
fenómeno empeora.
Sin duda alguna, empeora. Yo no veo un registro ahora de cuántos días de clase
no se dictan, centro por centro.
24) Ese es el
diagnóstico, ¿cuál es el remedio?
Ah... eso es un poco complicado (se ríe). Mire, los cambios tienen que ser
muchos para que sea distinto. La primera cosa es que se avanza pero todavía
estamos por debajo de las 200 escuelas de tiempo completo, y eso es clave en
primer término para alimentar a los chicos y que las madres puedan trabajar. No
siempre en los sectores populares hay mujeres casadas, hay muchachas que quedan
embarazadas a edad temprana. O sea que el primer punto es que en la escuela hay
un centro de alimentación y un centro de normativas.
25) Pero si tenemos el
centro y los profesores, como usted dice, no van...
Escúcheme, obviamente tienen que ir. Si no van, las sanciones tienen que ser
fuertes. Todos tenemos que trabajar y ganarnos la vida responsablemente.
26) En definitiva, usted
cree que tiene que haber un disciplinamiento mayor de los docentes por parte de
las autoridades.
Lo que le puedo decir es que con el Codicen que yo tuve el honor de presidir
entre 1995 y 2000 la tasa de inasistencia era mucho menor que la actual. ¿Por
qué? Porque teníamos un premio a los que asistían, y las sanciones de descuento
por no asistir injustificadamente iban a un fondo con el que después se
premiaba a los maestros y profesores que asistían al mayor número de clases.
Usted tiene que gratificar, porque en este país da lo mismo ser honesto que
traidor, como dice el tango. En definitiva, lo que se recoge a fin de año es
muy inferior a lo que recogíamos nosotros cuando los salarios eran mucho más
bajos porque teníamos mucho menor presupuesto.
27) ¿Se sintió
presionado cuando estaba al frente del Codicen? ¿Sentía la presión política o
gremial?
Evidentemente el gremio montevideano hacía muchos conflictos. Pero el punto es
que lo que uno establecía no eran medidas arbitrarias sino las medidas de
trabajo que existen en todas partes: la gratificación al que más cumple. En
aquel momento al que tenía menos de cinco faltas al año le dábamos el
equivalente a un tercio o hasta el 50 por ciento de un salario. Obviamente hay
un segundo aspecto que es la moral o la ética: si ésta está en sacar a los
muchachos adelante o si está concentrada en una reivindicación política de
derechos y no de obligaciones. Yo le diría que mirando los países europeos o
latinoamericanos en que he vivido, como el caso de Chile y no de Pinochet, sino
de Salvador Allende, si usted no logra una disciplina colectiva no puede
funcionar como sociedad. Los médicos dejarían de operar, los policías de cuidar
y con los docentes pasa lo mismo. Es necesario sustituir el derecho de la
huelga por otra cosa distinta, que es la responsabilidad social, y la sanción a
quienes no la tienen. Porque los que tienen medios van a la educación privada,
pero los que vienen de sectores populares, con familias incompletas y demás, no
tienen otra opción que la educación pública. Las huelgas permanentes son contra
los sectores sociales de más bajo estatus, y para reproducir la pobreza.
28) ¿Debería prohibirse
la huelga de los docentes?
Tiene que ser sancionada, registrarse uno a uno los días que no se asiste.
29) Pero eso se hace: el
que hace paro tiene el descuento.
Claro, si se hace paro, pero el sistema de control es muy complicado. Usted
tiene que tener otro sistema, que incluya un contralor social y un contralor
interno. Y una remuneración distinta para la gente que va todos los días a su
trabajo y hace un esfuerzo. Por lo visto, las maestras son más sanas que los
profesores de educación secundaria y técnica. ¿Por qué? Porque tienen niñitos y
se han educado para eso.
30) ¿Faltan menos las maestras que los
profesores?
Faltan menos, sin duda alguna.
31) ¿Recuerda el
problema que tuvo cuando dijo que los productores rurales habrían subido
primero que las mujeres y los niños a los botes salvavidas si hubieran estado
en el Titanic?
Sí. Nosotros teníamos históricamente el Impuesto de Primaria, que entre otras
cosas iba para la alimentación de los niños. En un momento los propietarios de
tierras inician un conflicto porque dicen que pagan demasiados impuestos, y el
Ministerio de Economía accede a suprimirles el Impuesto de Primaria. Entonces
lo que yo digo en aquel momento es que en una sociedad los que tienen más
contribuyen con más, es una cuestión de ética, y que su actitud era como si en
el Titanic ellos quisieran acceder a los botes antes que las mujeres y los
niños.
32) Ahí tuvo un problema
serio, con una persona que lo quiso agredir.
Sí, en Salto. Estábamos visitando lugares, escuelas, liceos y fuimos a almorzar
a un restaurante. Éramos como 14 personas, y de pronto se abrió la puerta y
entró un individuo que empezó a insultarme y a empujar gente para los costados.
Era muy grande y yo dije: "Este tipo me va a matar". Allí me salvé
porque dos mozos, tipos corpulentos también, se tiraron encima de él y lo
agarraron, y pronto llegó la policía y se lo llevaron preso. El juez dictaminó
que debía ir preso y estuvo como nueve meses. El asunto arranca en que la
Federación Rural no quería pagar más el impuesto. Y apareció ese personaje que
quiso golpearme o matarme, no sé a qué iba a llegar.
33) ¿Estaba armado ese
individuo?
Tenía un cuchillo. Y evidentemente era un hombre muy violento. Lo peor es que
hubo sectores, incluyendo organizaciones gremiales rurales, de propietarios,
que apoyaron al individuo.
34) ¿Siempre tuvo el
apoyo del doctor Sanguinetti?
Siempre trabajé con él maravillosamente. Es un hombre muy inteligente con el
que siempre tengo encuentros: "¿Qué estás leyendo?" "¿Qué pensás
que está ocurriendo en este momento en América Latina?" Tenemos un diálogo
académico al fin y al cabo, él es un hombre muy culto y por mi parte yo he sido
profesor de Historia y además me he formado en Francia, tuve la suerte de tener
tutores acá en Uruguay como el doctor Grompone, que tenía en su casa en la
calle Obligado una bibiloteca con 5.000 libros, una cultura increíble. Aprendí
mucho con él. Era por ejemplo un apasionado de algunos escritores italianos, un
placer hablar con él.
35) ¿Qué opina del
presidente Mujica?
Prefiero no hablar.
36) ¿Alguna vez habló
con él?
Mire, hubo una etapa en la que se producían conflictos, porque nosotros
estábamos construyendo aulas para escuelas de tiempo completo. Yo iba sábados y
domingos a ver las obras, y allí el movimiento tupamaro estaba inquieto porque
evidentemente eso los desfavorecía políticamente, porque se deshacía la imagen
del gobierno que no se preocupaba por las capas populares y demás. Una vez
viene una señora morenita, más bien baja, que me dice: "Maestro -muchos me
decían maestro- ¿le puedo dar un abrazo?" "Sí, cómo no. ¿A qué debo
este gesto?" Y me dice: "Mire yo soy muy pobre y vivo sola con mi
hijo de 4 años. No tengo hombre y trabajo como sirvienta en muchos lados, y mi
angustia era qué hacía con el muchacho cuando iba a trabajar. Mi única opción
era atarlo a la cama, porque si no se me podía ir a la calle y que lo pisara un
auto o lo agarrara un degenerado. Entonces lo ataba pero con la angustia de que
el rancho se podía incendiar o pasar cualquier cosa. Entonces usted salvó mi
vida, porque ahora lo traigo a la escuela y yo me voy tranquila a hacer mi
trabajo". Ese es un ejemplo de lo que puede ser la condición popular en
este país, de la cual nunca se habla. Nosotros incorporamos en cuatro años 43 o
44 mil niños de 4 años, eso fue una epopeya.
37) No me contestó si habló con Mujica
alguna vez.
Una vez lo vi en una reunión de un grupo que se
llamaba Unión Socialista, cuando ambos éramos muchachos, porque él hablaba y me
interesaba oír qué decía. Pero lo que le decía es que cuando estuvimos al
frente del Codicen ellos veían como un peligro la construcción de escuelas para
los sectores sociales de menores ingresos, donde ellos tenían cierto público
importante. Entonces él empezó a atacarme, tuvimos líos insólitos. Recuerdo que
en el Cerro hicimos un esfuerzo por impermeabilizar los techos de una escuela,
y un día me llama la directora y me dice: "La escuela está inundada".
"¿Cómo? Si impermeabilizamos todo". "Si pero rompieron el
techo". Eso llevó a una confrontación muy fuerte.
38) Y usted cree que eso
fue un atentado político.
Ah claro que lo era, había muchos carteles en la zona, y a 300 metros habíamos
inaugurado un liceo precioso. Y bueno, tuve bastantes problemas con él y su
gente. Pero después eso se calmó. Además él cambió, porque en la última campaña
electoral, en un acto en Rivera y Soca, se ve que madres le hablaban pidiéndole
que siguieran las escuelas de tiempo completo. Y cuando él subió a hablar dijo:
"Acá las señoras se preocupan por los niños de 4 años, quieren que haya
más escuelas de tiempo completo. Yo sé que Germán Rama es el que hizo estas
cosas, es un tipo muy jodido pero está haciendo obra" (se ríe). Él tuvo un
giro.
39) ¿Le gusta que se
hable de la reforma de Rama?
Mire, toda persona tiene algo de egolatría, todos tenemos un cariño por nuestra
existencia. Yo soy una persona de 80 años que sigo trabajando porque aprendí
que el trabajo es un valor muy importante.
40) Al principio de esta
entrevista le preguntaba qué país imaginaba hace veinte años, cuando comenzó su
gestión al frente de la educación. Le pregunto ahora: ¿cómo imagina hoy el país
dentro de veinte años?
Por varias razones el país vive un decenio de prosperidad, pero tengo
preocupación sobre qué va a pasar en el futuro. Estos años han sido muy
importantes por la mayor demanda que tiene China sobre todo, y hemos tenido a
favor que la Argentina tiene un desorden tan marcado que hay capital argentino
que viene al Uruguay. Por eso la producción y la exportación crecen. Pero en el
mundo está pasando a ser muy importante la educación, tiene que haber una
revolución del conocimiento, como fue la alfabetización en la segunda mitad del
siglo diecinueve. Ahora es la llegada de la computación y la tecnología a todos
lados y que como piso todo el mundo termine la educación media. Y en eso tengo
un poco de preocupación por el Uruguay.
Fuente: Montevideo Portal