El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

domingo, 14 de octubre de 2012

Chávez: razones para una "victoria"


Por Graziano Pascale (*)

No es en una gestión de gobierno exitosa donde hay que buscar la clave de la tercera reelección de Hugo Chávez, coneguida el pasado domingo 7 con el 54% de los votos, sino en el poderoso vínculo afectivo, reforzado por generosos planes de asistencia social, que logró establecer con más de la mitad de los venezolanos, que desde hace 14 años lo votan como presidente de Venezuela.

Este hijo de maestros de escuela primaria nacido hace 58 años en el estado Barinas, en la región de los llanos, quedó en la antesala de convertirse en el presidente que más tiempo haya ejercido ininterrumpidamente la presidencia de Venezuela. Si logra finalizar su mandato de seis años, que asumirá el próximo 10 de enero, Chávez habrá completado 20 años al frente del país, sólo superado por el general Juan Vicente Gómez, quien entre 1908 y 1935 gobernó 16 años de modo directo y otros 11 años de modo indirecto, controlando presidentes títeres.

Esta singular proeza política tuvo como punto de partida un fracasado golpe militar contra el presidente Carlos Andrés Pérez, a quien intentó derrocar en 1992, cuando era teniente coronel del ejército. Tras purgar junto a sus camaradas alzados en armas dos años de condena, fue indultado por el presidente Rafael Caldera en 1994. Una vez recuperada la libertad, se convirtió en el actor político más importante de Venezuela, empujado por el descrédito en el que había caído el sistema de partidos surgido tras el fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, sobre la base de la socialdemócrata Acción Democrática (AD) y el socialcristiano COPEI, que se alternaron en el poder hasta la primera victoria de Chávez en 1998.

Chávez ingresó de lleno a la arena política con su partido Movimiento V República, que fundó en 1997 para competir en las elecciones del año siguiente, que ganó con el 56 % de los votos. Tras jurar como presidente de Venezuela sobre una “moribunda Constitución” el 2 de enero de 1999, Chávez inició un frenética carrera política signada por dos constantes: su obsesión por construir el “socialismo del siglo XXI”, imprecisa definición que mezcla asistencialismo, empresa privada y brotes de castrismo, y su impulso irrefrenable por plebiscitar su nombre, la nueva Constitución o enmiendas para habilitar su reelección indefinida. 

Su proyecto de eternizarse en el poder, y dejar atrás la figura legendaria del general Gómez, enfrentó en el último año dos obstáculos que no estaban en sus planes: un cáncer detectado el año pasado, por el que debió someterse a varias intervenciones quirúrgicas y dolorosos tratamientos en Cuba, y la vigorosa personalidad del nuevo líder de la oposición, el joven abogado y gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonsky.

El pasado domingo 7 pareció demostrar que había superado ambos escollos. Pero tal vez sea demasiado temprano para cantar una victoria definitiva. Por lo pronto, el cáncer que afecta al presidente no es un tema sobre el cual haya información oficial verificable. Apenas se han conocido declaraciones del propio Chávez, o ruegos públicos a Jesucristo implorando por su vida, y escuetos comunicados oficiales divulgados durante sus largas estadas en La Habana, que no permiten vislumbrar la verdadera entidad del tumor, sus posibles ramificaciones y las probabilidades de éxito de los procedimientos seguidos para extirpar el mal o controlar su evolución.

El caso de Capriles es diferente. Este carismático dirigente de 40 años, que ya fue presidente de la Cámara de diputados, alcalde del Municipio Baruta, zona elegante del área de Caracas y gobernador del estado Miranda, llegó para quedarse en el escenario político venezolano. Gracias a su vigorosa campaña, la oposición que hace seis años deambulaba sin un rumbo fijo ni un timonel seguro, hoy sumó 2 millones más de votos con relación a la anterior campaña, mientras Chávez apenas agrego algo más de 150.000 sufragios a su cosecha del 63 % de los votos que entonces obtuvo.

PREPARANDO EL RELEVO 

Si bien no hubo alegaciones de fraude en el conteo final de los votos, ni denuncias de irregularidades de tal magnitud que pudieran poner en cuestión la limpieza del acto electoral, no faltaron suspicacias a la hora de analizar la masiva concurrencia a las urnas, algo superior al 80%, un récord histórico en un país donde el voto no es obligatorio. Ese guarismo representa más de un millón de votos por encima de lo que todas las encuestas auguraban, a la luz de la decisión de abstenerse que sistemáticamente mostraba el 10% de los votantes. Casualmente, esa es la diferencia aproximada en votos que alcanzo Chávez frente a su contendor.

Las especulaciones sobre las razones que hicieron cambiar de idea a ese millón de ciudadanos en pocos días encierran el secreto último de la poderosa maquinaria electoral del oficialismo. En tiendas opositoras se asegura que un aceitado mecanismo de movilización y financiamiento de votos es la clave del éxito. “El chavismo tiene una cantidad de recursos ilimitada a su disposición para las elecciones. No se trata solamente de dinero, sino también de verdadero ejército de decenas de miles de personas asalariadas en todo el país para asegurarse de que todos los votos potenciales en reciprocidad por los subsidios económicos no falten en las urnas”, dijo a Búsqueda un dirigente opositor.

La candidatura de Capriles, y el avance que gracias a ella hizo la oposición, fueron las grandes novedades del pasado domingo. Para que ello fuera posible, dirigentes de diversas fracciones opositoras acordaron el año pasado unificar sus esfuerzas en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para enfrentar sin fisuras la cuarta postulación presidencial de Chávez. El procedimiento elegido fue una elección abierta entre cinco precandidatos, aunque los más fuertes eran el socialdemócrata gobernador del rico estado petrolero Zulia, Pablo Pérez, y el liberal Henrique Capriles, gobernador del estado Miranda. 

La elección interna se realizó el 12 de febrero, y logró movilizar a tres millones de simpatizantes, de los cuales el 60% apoyó la postulación de Capriles. Simultáneamente se eligieron los candidatos que representarán a la coalición MUD en las elecciones del próximo 15 de diciembre para elegir 24 gobernadores y 335 alcaldes de otros tantos municipios desparramados a lo largo de los 916.000 kilómetros cuadrados de superficie, donde viven 27 millones de venezolanos.

Este será el primer test de fuerza del chavismo, luego de la tensa y agotadora jornada del 7 de octubre. Entre los analistas políticos prima la idea de que los candidatos a gobernadores del chavismo serán finalmente los chivos expiatorios de la disconformidad bastante extendida, incuso en filas oficialistas, sobre la deslucida gestión del gobierno. “No importa que las calles tengan pozos, no importa que a veces no haya luz y que haya problemas con el agua, lo que importa es la patria”, sostuvo Chávez en uno de sus discursos de campaña, en una tácita admisión de los problemas que acucian a los ciudadanos desde hace años.

Si este pronóstico se confirmara con la pérdida de muchas de las 22 gobernaciones que hoy controla el chavismo, el proyecto político de Capriles habrá dado un nuevo paso adelante. El resto depende de la evolución de la enfermedad de Chávez. La Constitución sólo permite que el vicepresidente asuma la presidencia del país en forma definitiva si la vacancia ocurre en la segunda mitad del mandato presidencial de 6 años. Si ocurre antes, los ciudadanos deben ser convocados nuevamente a las urnas para elegir al sucesor. Sin heredero visible a la vista, el chavismo quedaría entonces a las puertas de su desalojo del poder, que, tal como quedó demostrado claramente el domingo 7, reside exclusivamente en la figura de este locuaz, astuto y tenaz oficial de infantería, que domina la escena desde que en 1992 decidió acabar, con un golpe militar, con la democracia en Venezuela.

(*)Periodista.

Aclaración: este texto fue publicado el 11.10.12 en la Sección Cartas de los lectores del Semanario Búsqueda

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